viernes, 31 de julio de 2009

Mercedes Casanegra, "Signos de compasión en el arte argentino contemporáneo"*

publicado en REVISTA CRITERIO Nº 2267

Una de las características de la producción artística contemporánea proveniente del campo de las artes visuales es su extenso pluralismo en lo que hace a tendencias, medios, nuevos lenguajes. Desde los años 50 y 60 hasta el presente las categorías tradicionales de pintura y escultura comenzaron a abrirse dando lugar tanto a un cruce como a una sumatoria. A las ya nombradas se agregaron el happening, el body art, el arte conceptual, el land art, el arte ecológico, las performances, y como nuevos medios la fotografía y el videoarte, entre otros.

El arte permite hoy expresar infinitos contenidos a través de infinitas formas. También se hace necesario tener en cuenta que otro rasgo típico del arte del siglo XX fue la inclinación a cerrarse dentro de sus propios códigos y formular allí las respuestas correspondientes. A menudo eso trajo como consecuencia el aparente alejamiento tanto de la realidad circundante como de la vida en su transcurso cotidiano.

Una anécdota, ocurrida en un centro cultural de Buenos Aires durante los años 90, permite corroborar lo dicho. Un artista de la joven generación que participaba de una mesa redonda expresó: “No me importa nada más que lo que sucede a un metro de mí”. Además de demostrar su desinterés por la realidad, daba cuenta de un rasgo frecuente de la época: el exacerbado subjetivismo. En esa década y en concordancia con la citada postura, se hablaba de algunas manifestaciones como “arte Light”. Sin embargo, en esos años surgieron también algunos artistas que tenían una postura diversa: trabajaban con elementos de la realidad concreta y los hacían intervenir en el juego estético. Se trataba de “arte comprometido” vs. “arte light”.

Frente a los rasgos de la realidad político-socio-económica ya integrados al paisaje de nuestra época, parece plantearse, desde el campo estético, un equilibrio imaginario. Aunque, dada su evidencia, sería casi innecesario nombrar esas características, citaré algunas: lectura del acontecer a través de una única lente económica, decadencia de la política, desequilibrio representativo en las llamadas democracias, pobreza, hambre… Un recorrido sinuoso de búsqueda permite encontrar artistas cuyas obras contienen, sin ceñirse a tendencias, gestos reparadores frente a esos signos que atentan contra el bien de todos; además, toman elementos de esa misma realidad en cuestión como parte constitutiva de sus obras. Esta tendencia se ha ido ensanchando en los últimos años. Algunos de sus artistas son: Nora Correas, Rosana Fuertes, Daniel Ontiveros, Cristina Piffer, Raúl Flores, entre otros.

Aquí nos referiremos a María Rosa Andreotti, quien acaba de obtener el Gran Premio del Salón Nacional 2001 en la disciplina arte textil, y a Fabiana Barreda, quien realizó exposiciones en la sede de la Universidad de Nueva York en Buenos Aires y en la Galería Gara, esta última con el título ”Ilusión de Hogar”.

Dos gestos

María Rosa Andreotti presentó la obra titulada “Sweet dreams” para concursar en el Salón Nacional. Se trató de un cobertor, realizado con reminiscencias de “quilt” americano. Sobre una tela lisa “cuerpo principal” aplicó con técnica de “patchwork” recuadros realizados con trozos de tela serigrafiados. La imagen trasladada eran fragmentos de una fotografía tomada por la misma artista entre febrero y marzo de 2001 a una mujer “sin techo” que diariamente dormía en un umbral, puerta de por medio con su propia casa. Una de las particularidades de la situación presentada en la imagen era la cuidada elección de la mujer “sin techo” de un detalle de su indumentaria: unas medias de lycra color turquesa. Otra imagen mostraba el umbral cerrado por una reja, puesta a pedido de los vecinos para impedir la estada nocturna de la mujer. El cobertor de María Rosa Andreotti, acompañado de las fotografías, obtuvo el Gran Premio del Salón Nacional.

Fabiana Barreda durante la inauguración de una exposición de fotografías de su “Proyecto Habitat” en el hall de la sede de la Universidad de Nueva York preparó una performance. Un grupo de personas vestidas con polar de color rosa-fucsia con platos en la mano repartían masitas dulces realizadas especialmente para la ocasión. Éstas tenían forma de casita, con reminiscencias de dibujo infantil, con fondant rosa en el frente y en letras verdes transversales se leía la palabra “hogar”. Los performers distribuían las masitas entre la concurrencia preguntando: “¿Cuál es tu ilusión de hogar?”. Cada concurrente respondía antes de comer. Es expresa la analogía con la distribución ceremonial del sacramento de la comunión católica.

En la Galería Gara, Barreda presentó una exhibición de casitas realizadas en azúcar similares a las que se utilizan como ornamento en tortas de cumpleaños, entre otras celebraciones. Había también una maqueta del Cabildo y de la Casa de Tucumán, esta última simbólicamente rota en un costado.

Marcos históricos y marcos teóricos

En estas obras se pone de relieve el gesto que las respalda al mismo tiempo que se cuestiona un paradigma propio de la estética de la modernidad, según la crítica neoyorkina Suzi Gablik. Nos referimos a la “ontología de la objetificación, de la permanencia y del entorno al ego”1. De acuerdo tanto a la teoría de la recepción (Jauss) como a la hermenéutica contemporánea, citada por Gianni Vattimo como la koiné de nuestra época, surge un denominador común en el acto de interpretación de obras como éstas. Ese denominador innombrado pero presente es el término compasión. En este caso hemos tomado el término del paradigma holográfico del físico inglés David Bohm, cuya teoría sobre el universo sirve de premisa de analogía con la relación natural entre los seres humanos. “Compasión es sentir juntos”, ha definido Bohm. De manera paralela Gablik ha propuesto como respuesta al moderno concepto de arte por el arte, el arte como acción compasiva o estética conectiva. En el citado cambio de paradigmas se privilegian los principios activos, tanto la operación estética del artista, más que la obra ensimismada, y su contrapartida en el espectador que genera una reflexión, también activa. Este acercamiento entre términos conlleva también un paralelismo de significación. El hecho estético al convertirse en principio activo, agregado en estos casos a la intencionalidad particular de los gestos de las artistas, se asimila a la acción, piedra fundamental de toda ética. Ética y estética quedan así enlazadas en una misma dirección.
* Lic. en Historia del Arte y miembro de la Asociación Argentina de Críticos de Arte

jueves, 5 de febrero de 2009

2004 - Ragna Sigurdardóttir sobre la obra de María Rosa Andreotti "S/T [77]" expuesta en TEXTILE ART 2004 en el Museo de Arte - Reykjavik. Islandia,

"The preservation, the individual, and stone-cold reality are painfully prominent in the works of Maria Rosa Andreotti, where the body, time, and memory play key-roles, but simultaneously her works invoke reflections on cruelty, and the destruction caused by war and devastation".

Ragna Sigurdardóttir, catálogo de la exposición. Reykjavik Art Museum, Reykjavik, Islandia, 2004.

2006 - Ana Lozano sobre la muestra de Maria Rosa Andreotti "Qué pasa si...?" en FM La Tribu, 2006

"destr-amar"
conservación
multiplicación
crecimiento
la trama de un paisaje
hilos
tensiones
cruces
enlaces
recuerdos sostenidos, ligados
un paisaje tejido en el tiempo
como un telón que proyecta y oculta
detenerse
detenerse en lugares elegidos
vividos
en sus mezclas y combinaciones
detenerse
hoy en antes
en lo liso
destramar
buscar
tirar del hilo
abrir las mezclas entrelazadas
ablandándolas y dándoles cuerpo."

Ana Lozano, Buenos Aires, agosto de 2006.

2008 - Juan Carlos Romero sobre la muestra de Maria Rosa Andreotti y Mónica Christiansen, Centro Cultural Santa Cruz, 2008, Río Gallegos, Santa Cruz

"Entre texere y textum"
"Qué poético parece ser el encuentro de la etimología de las palabras, ya que en cada momento percibimos que la relación de diversas actividades ya había sido usada en la antigüedad y que texere es la palabra latina que hace referencia al tejido y textum al texto como una forma de tejer o escribir.
Tejer y escribir como la misma forma de construir el discurso poético.
Entre el objeto textil y las formas gráficas se ha establecido una relación que se hace presente desde el mismo momento que ambas exposiciones han sido objeto de uso en esta muestra por parte de María Rosa Andreotti y Mónica Christiansen.
Escribir es dibujar, se escribe dibujando, se teje escribiendo y mediante la escritura tanto se pueden trazar dibujos en el espacio que luego se convertirán en objetos, como líneas que por su persistencia e insistencia serán aquellos planos que en diversas capas se irán sumando hasta que también conformen un objeto virtual.
Tratar de contar qué ocurre entre dos artistas que se han asociado para mostrar sus trabajos juntas; por un lado María Rosa con una instalación realizada con objetos textiles y Mónica, con una serie de obras gráficas, a primera vista podría parecer que no tienen nada en común, pero el discurso textual las une y reúne, gracias a que sus obras están creadas en una dirección estética contemporánea, que garantiza la calidad de sus propuestas, gracias al riguroso tratamiento con que han sido elaboradas.
Además, en esta oportunidad ambas artistas se han propuesto establecer un difícil diálogo personal. En principio, a través del encuentro de los objetos de una instalación textil con los gráficos dibujados. En segundo término, ya ahora en un mismo y complejo discurso, será el diálogo con los espectadores, que podrán traducir con sus códigos personales las antiguas relaciones entre texere y textum".
Juan Carlos Romero, 24/4/2008

1998 - Enio Iommi sobre la obra de Maria Rosa Andreotti

"Su profundidad en el arte se va aclarando, se impone ella misma, y con mucha precisión, sus problemas. Es segura, lo prueban sus obras, son imágenes constructivas. Sus trabajos reflejan el razonamiento estético, busca lo eterno, busca la belleza.
Es otra forma de crear, sus obras nos dan esa seguridad que sabe desarrollar para una estética precisa, cuyo problema es para que la idea de lo eterno sea una poesía permamente.
La visión escultórica, su construcción de la obra, su fuerza, todo lo desarrolla para el espíritu constructivo del Hombre".
Enio Iommi, 10 / 9 / 1998

2004 - Fernando Fazzolari sobre la muestra "Cambios de Estado", 2004, en La Casona de los Olivera, Buenos Aires

"¿Y si el cambio fuese del orden de lo perpetuo o la eternidad simplemente una estrategia de lo mutable?
En esta arqueología del presente que es el arte, Maria Rosa ordena lo disgregado e intenta sanar ese catafalco abismado con el fin piadoso de reintegrarle la vida, la carne y el hálito a partir de la exposición del cuerpo fraccionado. Y también la huella, el recorte de los restos, el vacío; materia y el resto, objeto; extraño, ajeno. Indescifrable.
Así, de pronto, disuelto el orden, la estructura se abandona dispersa, aquella que, ya por hilos o tensiones, constituía un todo inteligible, repentinamente muta en partes ahora únicas.
¿Y si cada todo no fuera otra cosa que un ensamble arbitrario y cada parte un universo vacío?
Presentar lo unible, casi una esperanza y al mismo tiempo una incertidumbre.
¿Podrá ser unido lo quebrado? ¿Será lo aleatorio la unidad intrínseca del puzzle?
Entonces, ¿dónde está el “ser siendo” reconstruyendo sentido?
Tal vez en la especulación, tal vez en el arte, tal vez en el amor, tal vez ...
Para ello la costura, agujada, doloriente, blandante, laxada. A la espera del instante sagrado: unir en la vida".
Fernando Fazzolari, 2004